contactos clasificados


CURACO DE VELEZ

RECOPILANDO Y EDITANDO TEXTOS
 
Curaco de Vélez es una comuna chilena ubicada en la Región de Los Lagos, localizada en la isla de Quinchao (Provincia de Chiloé). Su capital es el pueblo homónimo. Ocupa el tercio norte de la isla, pues el resto forma parte de la comuna de Quinchao.
 
Comenzó a poblarse con españoles alrededor de 1600 y la posterior llegada de los colonos expulsados de la ciudad de Osorno por la insurrección de los indígenas en 1602.
 
Posteriormente, en 1626, se crean las primeras encomiendas y llegan los jesuitas. Se funda formalmente en 1660, y 1666 ya es catalogado como un pueblo mixto, por la existencia de españoles e indios, siendo las primeras familias españolas los Álvarez, Oyarzún, Cárcamo, Uribe, Téllez y Vélez, siendo esta última la que dio nombre al pueblo.
 
Desde 1901, comenzó a estructurarse el pueblo con iglesia, plaza y calles dando origen a un pueblo típico en arquitectura y tradiciones históricas y culturales.
 
Vivieron en él marinos destacados como el Almirante Galvarino Riveros Cárdenas, que comandó la flota chilena durante el combate de Angamos (1879); el Capitán de Corbeta Francisco Hudson Cárdenas, el Capitán de Fragata Contador don Manuel Oyarzún Gónzalez y el Práctico de Bahía Sr. Carlos Miller Norton.
 
Curaco: Nombre compuesto por CURA (piedra) y CO (agua), palabras del idioma mapuche con que se llamaba al “agua extraída de entre las rocas”. Al parecer el topónimo “CURACO” fue usado sin el denominativo de Vélez hasta mediados del siglo XIX.
 
Vélez: Apellido español, que proviene de un linaje Sevillano establecido en la comarca a mediados del siglo XVII. Se cree que deriva de doña Petronila del Pozo y Silva, hija legitima de Don Pedro Vélez Pantoja y Doña Jerónima del Pozo y Silva.
 
La comuna de Curaco de Vélez ha heredado una gran riqueza cultural y natural. Una gran historia geológica, explica la belleza de sus paisajes, ocupados hace miles de años por los pueblos originarios, navegantes y agricultores que fusionaron su cultura con la tradición española, creando un modo de vida muy particular que marca el carácter de sus habitantes.
 
La comarca destaca en el archipiélago por sus poblados rurales – costeros y de interior-, su arquitectura, religiosidad, folklore y artesanía local. Su gente mantiene vivas costumbres y tradiciones, que como los cisnes de sus esteros, navegan por la historia de los canales chilotes.
 
Curaco de Vélez es un antiguo caserío chilote, surgido a inicios del siglo XVII, que está marcado por el desarrollo comercial y portuario que vivió la provincia desde mediados del siglo XIX hasta el terremoto de 1960. Fue un pueblo próspero, que con este desastre vio desaparecer el tradicional “barrio bajo”, emplazado junto a la playa, donde se concentraban viviendas, bodegas, el comercio y la mayor parte de los servicios. Las demás calles, construcciones y adelantos urbanos, surgieron en las décadas siguientes, gracias a la unión de sus habitantes y el empuje de las autoridades locales.
 
Un orgullo del pueblo es la plaza, recientemente remodelada, donde por un lado se ubica el monumento a Galvarino Riveros, inaugurado en 1931, y por otro una cripta, en la que desde 1998 se guardan los restos y recuerdos de este héroe curacano de la Guerra del Pacífico.